https://www.amazon.fr/Solo-como-una-piedra-Recuerdos-ebook/dp/B09Z6C5LKC/Bob y los otros
comerciantes, incluidos sus dos hermanos y una hermana, habían abandonado la
escuela poco después de haber resuelto sus obligaciones escolasticas; de hecho,
muchos incluso antes de ese término.
Rebelde y refractarios
con las duras reglas de los profesores de la escuela inglésa, preferían la vida
libre de la calle; sin supervisores jerárquicos invadiendo o reprendiendo y sin
ningún tipo de obligación (no era raro que cambiaran las malas palabras con
algún cliente demasiado exigente o desafortunado). Y con un gran sueldo sobre
las ganancias promedio de los trabajadores y empleados de las oficinas
encerradas.
Otros vendedores ambulantes eran
los vendedores de periódicos. También ellos procedìan casi exclusivamente del
este de Londres, pero era muy raro encontrar jóvenes entre ellos. Trabajaban al
aire libre durante todo el año, ocupando las esquinas a la salida de las
estaciones metropolitanas más importantes, usando una simple caja metálica
dentro de la cual estaban los periódicos, y una mesa con silla de metal, y de
allí emitieban algunos sonidos incomprensibles que se fusionaban con las
corrientes que salìan de las entrañas de la tierra, a través de los infinitos
meandros del metro; y en esos sonidos ya no se podían reconocer los nombres de
los diarios Evening Standard y Evening News, que pronunciaban en una forma
corta y deformada por el hábito, similar al traqueteo de una bestia herida,
para atraer la atención de los pasajeros distraídos y apurados en tránsito hacia
las entradas de los túneles subterráneos.
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